[entradilla]Decía Jordi Vitrià, de la Universidad de Barcelona, en una entrevista que el ‘big data’ no es nuevo, sino que la novedad es la “datificación”, es decir, el crecimiento exponencial y constante de ese gran volumen de datos que ha de tratarse como un todo[entradillaCierre]
[blockquote author=”” link=”” link_title=”” target=””]antes mucha información de los hechos no se registraba por su irrelevancia. Al haberse digitalizado numerosas acciones de nuestro día a día, se generan registros de datos continuamente, que a su vez están en constante crecimiento.[/blockquote]
¿Son nuestros los datos?
Actualmente, no hay garantías de que tus datos como persona sean realmente tuyos, puesto que existen muchos casos en los que la cesión de los mismos no es reversible. Existen multitud de problemas legales, puesto que aún no están reflejadas en la legislación todas las nuevas situaciones que están teniendo lugar.
Imagen de: Camelia.bobanAlejandro Suárez, autor de “Desnudando a Google” decía en una entrevista para El Economista: “Si la información es poder, Google es la empresa más poderosa del mundo”. Esta afirmación revela un ejemplo del “too big to predict”, dicho que se refiere al peligro que supone que una gran corporación disponga de demasiada información agregada de consumidores sobre diversas áreas de su vida: salud, tiempo libre, empleo, etc. Los poderes que confieren estos datos, sin una legislación que proteja a los consumidores suponen un riesgo potencial real muy elevado.
El ‘big data’ es un concepto clave y en boga en marketing digital y, por supuesto, en eCommerce. De acuerdo al estudio de NYAMA y la Columbia Business School, actualmente los datos más interesantes para acciones de marketing son los demográficos, la influencia en la decisión de compra, el consumo móvil y datos relacionados con eCommerce. Todavía un 39% de los especialistas en marketing encuentra dificultades en la conversión de esos datos en información relevante. El 51% coinciden en que falta un modelo para extrapolar cifras y compararlas proporcionalmente. Aparte de estas dificultades que se deben a un inicio reciente de este uso de los datos, realizar evaluaciones siempre es más eficaz usando cuantiosos y fidedignos datos ¿qué duda cabe? Pero, ¿estamos dispuestos a hacer ciertas concesiones?
La valoración social de una empresa depende en gran medida de sus prácticas y la coherencia con el modelo de negocio centrado en el cliente exige también considerar a éste en la política de tratamiento de los datos personales.
Desde luego, la eficacia de herramientas de gestión de ‘big data’ a la hora de aumentar las ratios de conversión es incuestionable; no obstante el cliente (la persona) ha de tener conciencia de los usos que se están haciendo de sus datos personales, desde una consideración ética.
Es posible que la jerga en el área de los negocios, como muchas variaciones del lenguaje empleadas en otros ámbitos profesionales, pueda ostentar algo de perversión. En ocasiones, la persona se pierde en el concepto de cliente potencial o al uso, y esta concepción desnaturaliza al individuo y lo cosifica. Esta percepción cosificada del sujeto como alguien “menos importante que una persona”, hace que a algunas corporaciones no les de ningún reparo cometer auténticos abusos sobre la privacidad de las personas.
En lo que respecta a los métodos de pagos online en Ecommerce hay que ser especialmente cuidadosos. El hecho de que en España continúe existiendo un porcentaje alto de pagos contrareembolso con respecto al resto de países de la Unión Europea es una evidencia de la desconfianza existente. Reflexionamos sobre si se trata de una desconfianza fundada o infundada y tratemos de poner las cosas fáciles y claras a esos que supuestamente tanto adulamos: los clientes, porque cuando se trata de confianza, hay mucho en juego.
La responsabilidad de una gestión ética de los datos personales y el respeto a la privacidad reside en todas las partes de la ecuación: instituciones gubernamentales, legislativas, empresas, ciudadanía consumidora, organizaciones civiles, etc. Por tanto, la responsabilidad, como la culpa y casi siempre, no es sólo de una parte.
Jordi Vitrià propone como posible solución un nuevo pacto social para la elección conjunta de qué queremos que se comparta sobre nosotros y de qué maneras, marcando los límites para evitar los abusos.
¿Cómo se gestionan estos temas en tu empresa? ¿Te preocupa la protección de privacidad como consumidor?
Autor: Diana Martínez